El caso es que éste parecía el bueno. Y ojo, nadie quita que pueda acabar siéndolo. Pero lo que está quedando patente es que tiene pocas posibilidades sin un cambio. El buen comienzo de temporada, con resultados y juego, ha dado paso a todo lo contrario en tan sólo unas jornadas. De ser un equipo valiente, competitivo y divertido, a hacer el ridículo jornada tras jornada. Una metamorfosis difícil de explicar y más de entender.
Lo que es fácil de ver es que hay muchos jugadores importantes que han pegado un bajón importante en su rendimiento. Cualquier parecido entre los Javi García, Guardado, Sergio León o Barragán de las primeras jornadas y los de ahora es pura coincidencia. Ya no se ocupa tanto campo, los pases y los centros no son precisos y los goles no llegan. Si encima se pierde la actitud... apaga y vámonos. Y para colmo, las lesiones. El mejor central y el delantero más en forma, K.O.
El caso es que si la situación sigue así, el que saldrá será el de siempre. Cuando los jugadores entran por la puerta, el entrenador sale por la ventana. Y no digo que Setién no tenga su cuota de culpa, que la tiene. Pero ni se acerca a la mitad. Desconozco la paciencia de Serra Ferrer, pero creo que la de los jugadores se ha terminado con su técnico. De nuevo, el bucle eterno.