martes, 27 de marzo de 2018

Alemania-Brasil: sello y victoria de prestigio


El Olympiastadion de Berlín vivió un partido de mucho nivel entre dos de los máximos candidatos a conquistar el Mundial de Rusia el próximo verano. Un Alemania-Brasil que poco tuvo de amistoso en lo que a competido se refiere. Pese a las importantes ausencias (Neymar, Müller y Özil) ambas selecciones nos ofrecieron un espectáculo acorde a la calidad que se les presupone al actual campeón y al pentacampeón del mundo. Alemania perdió con su estilo, ese que lleva practicando hace algunos años y que ya no sorprende. En cambio, Brasil ganó con otro algo más reciente, más novedoso, aunque muy parecido. Un estilo que ha adoptado rápido y que le sienta de maravilla.

Con la llegada de Tite al banquillo de la canarinha algo cambió. Brasil se vuelve a divertir con la pelota. Ha dejado a un lado el fútbol directo, los esquemas defensivos y las dudas para regresar a su origen. Brasil venció en Berlín con una identidad, con personalidad, con una idea clara y sabiendo adaptarse a lo que pedía el partido. Hizo una gran primera parte, presionando muy arriba para asfixiar la salida de balón del rival y robar en zonas en las que podía hacer daño en pocos toques. Pero cuando tenía la posesión no la regalaba. Es más, la protegía y utilizaba para buscar la portería contraria. Ni Miranda ni Thiago Silva miraban a Gabriel Jesus -que no es precisamente un referente de espaldas-, sino que siempre se apoyaban en los laterales o en los centrocampistas que bajaban a pedir el balón.

A partir de ahí empezaba a crearse el juego. Paulinho, Fernandinho y Casemiro alternaban fases de presión con otras de posesión muy interesantes. Siempre dejando detalles de calidad. Un juego de pases que cogía una tremenda velocidad cuando el balón pasaba por Coutinho o Willian. El primero estuvo mejor que el segundo, pero cuando ambos se juntaban temblaba la defensa alemana. Buscaban una y otra vez a un Gabriel Jesus que no paraba de hacer desmarques a la espalda de la pareja de centrales formada por Boateng-Rüdiger, aunque la mayoría de ellos terminaban en nada. Precisamente fue el delantero del Manchester City el que anotó el único gol del partido con un remate de cabeza que no acertó a despejar Trapp y que acabó siendo el tanto de la victoria.

En la segunda parte, con Alemania volcada sobre la portería de Alisson, Brasil pasó a un plan diferente: el de un equipo ordenado, sin fisuras y con chispazos para salir a la contra. Eso sí, siempre sin regalar el balón. Le costó más tenerlo por la obligada reacción del rival ante su público, pero nunca lo rifó. Tan bien vio Tite a su equipo, que sólo hizo un cambio (Douglas Costa por Coutinho). El técnico de Río Grande está dejando su sello y se nota. Hace unos días también lo repitió ante Rusia en un escenario difícil por el estado del césped. Esta Brasil tiene capacidad para todo y ya lo está demostrando. Son sólo amistosos, pero la de Berlín fue una victoria de prestigio.