lunes, 4 de diciembre de 2017

El bucle


Los béticos viven constantemente la misma situación. Año tras año. Temporada tras temporada. Llegan el verano, los fichajes, la venta de un proyecto nuevo y una ilusión renovada. Se cree en ello y la gente se agolpa en las taquillas para renovar o sacar su carné. Porque algún año tiene que ser el bueno. Lo malo empieza cuando echa a rodar el balón. Es ahí cuando aquellas mentes limpias y generosas se convierten con el paso de los partidos en un montón de dudas, críticas, desesperanza y decepción. Y no será por falta de cambio, porque sería dificultoso contar los entrenadores, directores deportivos y jugadores que han pasado por Heliópolis en los últimos años. Los intentos frustrados de transformar y variar el rumbo del equipo.

El caso es que éste parecía el bueno. Y ojo, nadie quita que pueda acabar siéndolo. Pero lo que está quedando patente es que tiene pocas posibilidades sin un cambio. El buen comienzo de temporada, con resultados y juego, ha dado paso a todo lo contrario en tan sólo unas jornadas. De ser un equipo valiente, competitivo y divertido, a hacer el ridículo jornada tras jornada. Una metamorfosis difícil de explicar y más de entender.

Lo que es fácil de ver es que hay muchos jugadores importantes que han pegado un bajón importante en su rendimiento. Cualquier parecido entre los Javi García, Guardado, Sergio León o Barragán de las primeras jornadas y los de ahora es pura coincidencia. Ya no se ocupa tanto campo, los pases y los centros no son precisos y los goles no llegan. Si encima se pierde la actitud... apaga y vámonos. Y para colmo, las lesiones. El mejor central y el delantero más en forma, K.O.

El caso es que si la situación sigue así, el que saldrá será el de siempre. Cuando los jugadores entran por la puerta, el entrenador sale por la ventana. Y no digo que Setién no tenga su cuota de culpa, que la tiene. Pero ni se acerca a la mitad. Desconozco la paciencia de Serra Ferrer, pero creo que la de los jugadores se ha terminado con su técnico. De nuevo, el bucle eterno.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Jonathan Bamba, un talento en progresión

Sólo se han disputado cinco jornadas de la Ligue 1, pero ya es suficiente para darse cuenta de que Jonathan Bamba tiene algo especial. El atacante del Saint-Étienne se ha convertido en una de las sensaciones de este inicio de curso gracias a sus buenas actuaciones en el equipo de Óscar García. El técnico catalán ha confiado en este talentoso jugador desde el primer día por la cantidad de opciones que le ofrece en ataque al equipo, y este está respondiendo a lo grande. Dos goles y una asistencia son sus cifras en apenas 400 minutos de juego, habiéndose enfrentado a equipos potentes como el Niza (al que le marcó) o el PSG.

Nacido en Alfortville, una pequeña localidad de Créteil, este joven futbolista (21 años) parece haber aterrizado en la élite del fútbol francés, tras varias cesiones, con la firme intención de ser importante en Les Verts. No en vano, suma todas las condiciones para convertirse en un extraordinario jugador: descaro, técnica, gol, desborde, buen disparo y velocidad.

Internacional en todas las categorías inferiores de la selección francesa, Bamba es uno de esos perfiles que llaman la atención por su movilidad y participación en el juego. Pese a ser diestro, posee un buen manejo del pie zurdo, algo que le hace imprevisible a la hora de disparar o de driblar a un rival. Además, tiene cualidades para jugar en cualquier zona del ataque y salir tanto por fuera como por dentro. De hecho, en este inicio de temporada ya ha actuado como extremo y como '9'. Aunque su posición natural es la banda, se adapta bien al rol de delantero gracias a su verticalidad, movilidad y buen definición.

Debido a su juventud, comete errores que mejoran la experiencia y el paso de los partidos. La toma de decisiones en determinados momentos es uno de sus puntos débiles. En muchas ocasiones decide demasiado pronto o demasiado tarde. Sin embargo, es un defecto que tapa con su personalidad sobre el terreno de juego. Sin duda, hace pensar que tiene más edad de la que en realidad atesora.

Insisto, sólo son cinco jornadas. Pero es un futbolista que invita a seguirlo. Está siendo determinante en un equipo atractivo y eso es siempre agradecido para la vista. Otro joven talento francés que mezcla potencia física con actuaciones técnicamente portentosas. ¿Será la temporada de su despegue? Estaremos atentos.




jueves, 18 de mayo de 2017

Mónaco: el estilo de un campeón

Los jugadores hacen piña antes del partido decisivo ante el Saint Etienne.

Recuerdo elegir el pasado verano un partido para ver en una mañana cualquiera. El que más me llamó la atención fue un Fenerbahçe - Mónaco. Aquel día, el equipo francés cayó (2-1) en Turquía pero lo cierto es que me dejó detalles e impresiones muy buenos que me obligaban a seguir el choque de vuelta. Y así lo hice. En el Louis II la cosa cambió, y mucho. Los monegascos barrieron a los otomanos dando muestras de lo que se avecinaba y se clasificaron para la última previa de la Champions, en la que eliminaron al Villarreal. Porque sí, el Mónaco tuvo que pasar dos previas para jugar la Liga de Campeones.

Desde ese momento hasta hoy han pasado muchas cosas. Pero el equipo de Leonardo Jardim ha terminado la temporada dejándome las mismas excelentes sensaciones que me dejó aquella mañana en el Sükrü Saracoglu. No en vano, el equipo ha evolucionado de forma maravillosa hacia un fútbol vistoso y valiente que ha desembocado en un curso histórico.

En datos, el Mónaco ha salido campeón de la Ligue 1, subcampeón de la Coupe de la Ligue y semifinalista de la Champions y de la Coupe de France. También ha superado el centenar de goles en el torneo doméstico y nos ha brindado tardes de fútbol espectaculares y goleadas de escándalo. Algo tan fuera de lo normal en la actualidad que emociona y engancha a partes iguales.

Jardim ha formado un equipo con calidad y, a la vez, conjuntado. Es cierto que, en varias ocasiones, perdiendo la fortaleza defensiva que le había caracterizado en las últimas temporadas. Con un 4-4-2 bastante clásico, el técnico portugués ha dado sitio a todo su talento intentándolo compaginar con la robustez de un centro del campo ocupado por Fabinho y Bakayoko. Dos jugadores que han evolucionado junto al equipo a centrocampistas totales y que han tapado sus pocas carencias con los puntos fuertes del compañero. Ha dado rienda suelta a los laterales (muy ofensivos tanto Sidibé como Mendy) y a Bernardo Silva para que, partiendo desde la derecha, creara el fútbol ofensivo. En la delantera, la aparición estelar de Mbappé ha encajado a la perfección con la recuperación del mejor Falcao para reventar las redes de tantos goles. Con todo ello, con sus detalles y sus matices, ha creado un equipo trepidante y sin filtro que nos ha hecho disfrutar muchísimo.

En julio el equipo apuntaba, pero quizás no tanto como hemos visto después. El curso termina y los jugadores del equipo del Principado han sacado una nota alta. Veremos si los grandes clubes desmantelan esta constelación de buenos futbolistas que tanto han mostrado sobre el césped y nos privan de seguir disfrutando con este equipo.