lunes, 19 de septiembre de 2016

¿Higuaín?, ¿quién es Higuaín?

Arkadiusz Milik celebra uno de sus primeros tantos con el Napoli.
























La salida de un ídolo en cualquier club siempre es complicada, más si cabe si el jugador se marcha a
un rival deportivo cercano. Esto supone un problema bastante indigesto. Y eso precisamente fue lo que ocurrió este verano en Nápoles. Después de tres grandes temporadas en el sur de Italia, tanto en juego como en goles, la Juventus decidió ir a por Gonzalo Higuaín. Drama. El 'Pipita' se había convertido en un icono del equipo de Sarri. Sus goles se cantaban de manera especial entre el público que llenaba cada dos domingos San Paolo y que, con ayuda del speaker del estadio, gritaban el apellido del delantero argentino de manera extrema. Sin embargo, las relaciones acaban y no siempre bien. Higuaín ha pasado de ser ídolo a persona non grata en Nápoles: han quemado camisetas suyas, han realizado montajes fotográficos mofándose de él, etc. Todo ello por un traspaso millonario a un rival directo en la lucha por el Scudetto. Eso sí, no todas han sido malas noticias para los hinchas napolitanos, porque parece que el número nueve de la camiseta celeste ya tiene un nuevo inquilino que, por el momento, ha protagonizado un comienzo de temporada brillante.

No es fácil llegar a una ciudad como Nápoles e intentar hacer olvidar a un delantero como Higuaín, pero Arkadiusz Milik está poniendo las bases para conseguirlo en tiempo récord. El polaco no lleva ni dos meses en la ciudad y ya se ha ganado la atención y el cariño de la gente con su aportación al equipo en forma de goles, pese a que esa no es una de sus mayores cualidades. Nunca fue un gran goleador, pero su paso por la Eredivisie le permitió mejorar tanto en ese aspecto que provocó en él una verticalidad y una fiereza que le han hecho un delantero mucho más completo. 32 goles en dos temporadas en el Ajax (y muchas asistencias) le colocaron en el escaparate del fútbol europeo para los grandes clubes, además del buen nivel mostrado en la EURO de Francia con la selección polaca, donde jugó un poco más atrás -esta es su posición más natural- dejando el área a Lewandowski.

Milik es un delantero alto (1.86 m) pero con una gran movilidad, lo que le permite ser y no ser el típico punta que fija a los centrales. Aunque es zurdo, le pega bien con ambas piernas, lo que hace que sea aún más difícil defenderlo y, por si fuera poco, también es un buen cabeceador. Otro de sus fuertes es el golpeo del balón: duro, potente y seco. Gracias a esto también tiene entre sus registros goles de falta. Un registro de los más completos de Europa. Pero no todo es el gol, que lo tiene, sino que el polaco también es capaz de aguantar la pelota, utilizar el cuerpo y asistir. Tiene una técnica depurada, aunque le falta madurez en alguna toma de decisiones, un aspecto mejorable debido a su corta edad (22 años).

En su primera experiencia en una gran liga como titular está dejando clara su progesión. Seis goles en cinco partidos con el Nápoles (4 en Serie A y 2 en Champions). Su estreno en la máxima competición de clubes no pudo ser mejor: dos goles para remontar un marcador adverso en Kiev, cuando su equipo peor lo pasaba. De esta forma,  De Laurentiis ha fichado un delantero para rato, que se está acoplando al juego del conjunto italiano de maravilla y con unas condiciones ideales para convertirse en uno de los mejores. El tiempo nos ofrecerá si Milik se convierte en eso o si, por el contrario, se queda en lo que es pero, hoy por hoy, ¿quién se acuerda de Higuaín en el sur de Italia?

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